En el marco del 1er. Sudamericano de Alta Cilindrada con sede en Bucaramanga (Capital del departamento de Santander, Colombia) tuvimos la oportunidad de recorrer los montañosos parajes de nuestro hermano país. La gastronomía Colombiana guarda similitudes importantes con la nuestra, porque la sazón neogranadina entrega al comensal una experiencia placentera en cada plato, sin aspavientos ni alteraciones químicas. Eso sí, ají dulce no vimos. Fieles a nuestro estilo, buscamos la comida típica del colombiano, la diaria, la que se come en la calle sin reservaciones (ya practicabamos esta costumbre mucho antes de Anthony Bourdain y su exitoso programa). No tenemos nada personal contra los restaurantes de alto nivel, pero esta vez quisimos ver la cocina colombiana por dentro, la cotidiana, la común y corriente alejada del aire acondicionado y las servilletas de tela.
En Bucaramanga desayunan con tamales santandereños y arepas bumanguesas. Los tamales son muy similares a los bollitos navideños nuestros, pero de forma cilíndrica y rellenos de piezas de pollo o carne. (Alas completas, trozos grandes de carne de res). Las arepas son, por así decirlo, una curiosa explosión de sabores ya que están previamente rellenas ( las nuestras salen viudas del budare y es el comensal quien decide como la quiere) y usan muchas salsas para decorarlas, con un huevo de codorniz en el tope, queso blanco y salsa rosada. Sólo vimos una mezcla de carne y pollo bastante agradable y a muy buenos precios. También tienen las arepas de Chocolo, una versión tipo panqueca de nuestras cachapas, las cuales rellenan con "queso de hoja", una variedad de queso similar a nuestro queso guayanés.
Arepas Bumanguesas. ( Bucaramanga).
Para el almuerzo nos fuimos al centro de la ciudad, y nos metimos en un huequito donde se notaba mucha presencia de obreros y oficinistas. Por 5.000 pesos colombianos ( 25 BsF.) tuvimos el muy famoso "sopa, seco y jugo" y saboreamos el típico Mute Santandereño. Una versión algo estilizada de nuestro Mondongo, aunque con fideos gruesos.
Mute Santandereño. (Bucaramanga).
Saliendo de Bucaramanga vía Bogotá hay un desvío que lleva a La mesa de los Santos, linda población que forma parte del parque nacional "Cañón del Chicamocha". En esa carretera hay un pueblo que se llama "Pie de cuesta", donde tuvimos la fortuna de probar una especialidad santandereana de la comida de plaza, o de carromato: La lechona rellena. Una especialidad de la zona que nos llenó el paladar con una mixtura de sabores muy colombianos. Las visceras del cerdo se preparan en un estofado con arroz, y se rellena la piel del animal previamente preparada. luego se entrega la mezcla al horno de leña y se deja cocinar hasta que la piel adquiere la textura del chicharrón. 5000 pesitos, y voilá... Placer culinario en plena plaza del pueblo.
Lechona Rellena (Pie de cuesta, Santander).
En nuestra próxima entrada subiremos el Chicamocha, nos despediremos de Bucaramanga y bajaremos comiendo por toda la carretera que nos regresa a Venezuela.
Un abrazo.
Francisco Matamoros Mendoza.
Sibarita del Camino.
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